jueves, 15 de abril de 2010

El amor por Alianza ...

Este amor no es para cobardes, reza el título de un libro publicado por un hincha blanquiazul. Y es que todo aquel que lleva en la sangre el sentimiento aliancista, sabe que por esta pasión se pelea contra todo lo que se interponga en el camino. Esto es para todos los aliancistas de corazón, para los que nos quedamos sin voz cada vez que juega la blanquiazul y los que damos la vida por el equipo del pueblo.

Yo no te amo solo un 14 de febrero, te amo a diario desde que te conocí. No te amo porque hayas ganado hace una semana, te amo por lo que eres desde que naciste. Te amo con Copa Libertadores y sin Copa Libertadores. Te amo cuando juegas de local y cuando juegas de visitante te extraño tanto que voy a seguirte. Entiendo entonces que lo hago por amor.

Yo amo a Alianza, nadie me enseñó a hacerlo, fue algo que descubrí solo. Te amo desde chiquito, pero a los 10 años recién me confirmé en este sentimiento. Entré al estadio con mi viejo, giré la cabeza y vi la popular Sur llena. Miles de almas cantando con la blanquiazul puesta y otros la flameaban en el aire; fue entonces que pedí mi primera casaquilla.

Cuando iba al colegio te defendía de los que te atacaban, es que yo ya te amaba. Llegaba uno de mis amigos, hincha del clásico rival, y yo ya me sabía su repertorio. Él ni si quiera sabía lo que me decía, pero yo sí tenía razones para llamarle gallina, porque así se comportan los de su especie desde que se jugó el primer clásico, ese en el que nos lanzaban bastones porque no podían a puños limpios.

Yo te amaba, pero ahora te amo más. Y hay quienes no entienden. Mi madre por ejemplo que me dice: “Ellos no te dan de comer, no deberías preocuparte tanto”, pero ella no entiende que su hijo tiene la más sana de las adicciones: el amor por la blanquiazul.

(Foto RPP)Mi viejo cuando antes me reclamaba: ¿Te vas a poner triste porque perdió Alianza? Si papá, tengo 19 años y me sigo poniendo triste, porque Alianza es como mi familia, porque sus hinchas son mis hermanos, porque su barra lleva mi alma, porque su nombre es mi nombre y porque a donde yo vaya siempre me acordaré del Alianza Lima.

Mis hermanos que reniegan y me reclaman: ¿Puedes dejar de gritar cuando ves tu partido? No, no puedo dejar de gritar, porque siendo hincha de Alianza es imposible vivir una pasión a medias, eso es para mediocres y Alianza nació para ser grande.

Una amiga que me dice con indiferencia: “¿Y qué tiene que haya ganado Alianza?” Tiene que me llena de felicidad tan igual como el amor que ella me da. Tiene que cuando gana Alianza, gana el pueblo. Tiene que esa noche hay más personas felices, tiene que la gente sale a tomar unas cervecitas y brinda por Alianza, tiene que es la fiesta de muchos y la envidia de unos cuantos.

Yo te amo Alianza. A ti no te fundó cualquiera, a ti te fundó un ex presidente del Perú. Tú no eres una moda y nunca lo fuiste. Fuiste cuna de buenos jugadores y lo sigues siendo. Tú eres carnaval porque el carnaval es del pueblo, eres lealtad, eres fidelidad, eres amor con risas y amor con llanto, eres un sentimiento, no eres resultado.

Yo te amo porque cuando saliste campeón siempre diste vueltas olímpicas emotivas. Vi gente llorar, vi gente reír, vi gente que se abrazaba sin conocerse, vi parejas besándose, vi padres cargando a sus hijos y vi a esos hijos aplaudiendo a sus héroes.

Te amo por tu gente. Porque aguantamos los estúpidos comentarios de los que ahora se creen el Barcelona de España, te amo porque ponemos la otra mejilla, te amo porque hasta los del otro equipo siempre ven tus partidos, te amo porque eres humilde, de perfil bajo, te amo porque eres ingenio peruano, te amo porque eres rebelde, te amo porque tenemos de hijos a los cremitas. Te amo porque eres bien peruano y nadie se computa tan argentino para decir “o” en lugar de “u”.

Te amo por el gol de tiro libre César Cueto en el clásico que se jugó en 1989 en el estadio Nacional. Te amo por la tarde de los cinco goles de Claudio Pizarro en 1999. Te amo por el clásico que terminó 6-3 a nuestro favor. Te amo porque nos vestimos de morado en Octubre, te amo porque ahora llevamos nuestra santísima cruz en la camiseta, te amo porque eres devoto y porque muchos te quieren imitar, pero nadie te va a igualar.

Te amo porque eres más humano que muchos. Tú eres más que un equipo, otros se burlan de la tragedia que pasamos y yo me burlo de ellos, porque ellos son tan poco hombres que no serían capaces de vivir algo así. Alianza es vida, los otros solo son pasatiempos.

Hay quienes llevan gorilas al estadio para intentar burlarse y están en nada, son unos ignorantes por completo porque deberían llevar más cosas. En Alianza estamos todos. Estamos negros, cholos, blancos, pobres, ricos, altos, chatos, gordos, flacos, costeños, serranos y selváticos. Llenamos estadios, llenamos ciudades, somos un solo pueblo y el pueblo más orgulloso del Perú.

Los del otro equipo se las dan de efusivos y no se acuerdan que su tribuna estuvo vacía un buen tiempo. Pero Alianza nunca jugará en silencio, nunca. Acá no hay lugar para cobardes, acá hay lugar para hombres y mujeres valientes. Yo llevo mi alegría de manera constante, eterna y la sonrisa la llevo por dentro, la camiseta la llevo en la piel y mientras camino por la calle voy orgulloso de ser aliancista.

Alianza, yo te amo todo el año y no me importa el resultado, solo juega con corazón, juega con ese sentimiento que es más que la fuerza y la garra, juega con el alma. Donde estés, estaré. Tengo mas de mil razones más para amarte y para agradecerle a Dios el haberte conocido.



¡Vamos Alianza! Blanquiazul hoy, ayer y siempre.